Belle époque

La Belle époque fue el periodo de tiempo situado entre 1871 y 1914. Época de gran prosperidad económica en Europa y de grandes cambios y avances, descubrimientos científicos  y surgimiento de los grandes movimientos del arte como el Fauvismo, el Expresionismo, el Impresionismo (mis favoritos de toda la historia de la humanidad). Y esta es sin duda, mi Belle époque.

No he hablado sobre lo que ha sido y está siendo el haberme cambiado a vivir a otro país y a otro continente, pero siento que quiero abrir el corazón para expresar como me siento. Decidí titular así a esta entrada porque es justo así como me siento: rodeada de cambios, belleza, bienestar, plenitud, y arte. Si, arte. Cada segundo que paso aquí y respiro, es arte... 
Si pudiera definir en una palabra que he obtenido de esta experiencia es BELLEZA. He aprendido muchísimo acerca de mi, de mi cuerpo, de mi salud, de historia del arte, de filosofía, de mi corazón, y sobre todo de Dios; pero aún así todo se resume a belleza. ¿Por qué belleza? por que estando acá Dios me ha enseñado (como lo prometió), a descubrir lo hermoso de cada instante; se que suena a novela romántica adolescente pero lo digo de verdad. Veo la belleza de Dios en  las parejas de ancianos caminando por las calles tomados de la mano (y aquí las hay por montones); y también la veo en cada parte de esta ciudad, en sus calles, en sus edificios, en sus museos y en sus monumentos; ah y también en la sonrisa del señor de la frutería del mercado que siempre me regala alguna fruta. Huelo la belleza cada mañana cuando paso por la panadería de mi barrio o cuando respiro el perfume de mi novio. Siento la belleza cuando el aire frío de otoño me despeina y también despeina a los árboles a mi alrededor y pareciera como que todos nos reímos juntos y al mismo tiempo, como en una canción de amor a nuestro Creador; también la siento cuando llueve o cuando abrazo por primera vez a una desconocida que se convierte en amiga. Pruebo la belleza y también la bondad de Dios, al cocinar mis alimentos y deleitarme al descubrir que lo hago mil veces mejor de lo que yo misma pensaba, y que disfruto de aprender recetas nuevas y saludables. Escucho la belleza en la risa de los niños, o en el sonido del metro al llegar,  pero sobre todo escucho la luz, escucho la luz de la Palabra de Dios hablándome en el silencio. ¡Oh solo Dios sabe como disfruto nuestros silencios! Y no son vacíos, están tan llenos de nuestro amor, y tan cargados de él que en realidad terminan siendo todo menos un silencio... Hay belleza en el mundo. Estamos rodeados de Dios y Dios es belleza, solo está esperando por un espectador atento que esté dispuesto a mirarla directamente a los ojos, y a no bajar la mirada cuando está le mire desafiante. 

En esta temporada de mí vida lo único que puedo decir es GRACIAS, gracias, gracias y mil veces GRACIAS Dios. Todo es hermoso, todo está rebosante de tu belleza, y cada cosa que me pasa en el día la celebro contigo y la vivo dentro tuyo y tu dentro mío. Y te veo en cada pintura de Matisse,  Goya, Picasso, Renoir o Monet, y en el parque del Retiro, porque para mí tu estás en todos lados: siendo un Dios infinito es lógico que seas invisible, pues te haces visible en cada una de tus creaciones. Me has dado más de lo que puedo pagar, más de lo que soñé. TE AMO. 

Y bueno, ahora si hablando de este outfit, también quise que tuviera tintes de la Belle époque, por eso el peinado y el cuello un poco alto, además de los aretes y la cintura enmarcada. Las fotos las tomamos afuera del Palacio de Cristal (otro ejemplo de la belleza que me rodea).

Aretes/ earrings: Vintage 
Suéter/ sweater: Mulaya
Croptop: Lefties
Falda/ Skirt: Tianguis de Mezquitán
Medias/ Tights: H&M
Zapatos/ Shoes: Vintage









Fotografías: Ivan González.

(Espero no les parezca demasiado cursi lo que escribí, solo quería abrir mi corazón y compartirlo con ustedes)

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